domingo, 15 de julio de 2012

PRELUDIO PARA UN PRELUDIO


Existen barcos llenos
de hombres vacíos que se dirigen a la nada,
rabia de la rabia acumulada llevan los hombres vacíos,
miedo como el miedo de no entender el miedo,
espadas
taciturnas,
fugaces,
como penes crucificados en la mitad de la luz del verano,
hombres solos que no han conocido el ácaro de la vida,
el altar como una bomba de palabras
donde antes reinaba la desidia,

hay hombres sobre la plancha de las naves, sobre el borde, yéndose como si fueran valientes.
Pocos súbditos del incendio del aire logran atrapar
el colosal invento del animal cotidiano.


Pero hay, estos otros, que no son otros,
los últimos del agua, los perdidísimos en lo exacto,
hay hombres de la nada,
que se van antes de haberse ido, como un río sobre todas las cosas,
como ex amantes de todo el odio,
superan la espuma, la pólvora, el miedo,
esa escarcha de la fragilidad que es la muerte única y libre
renaciendo en todo lo que tocan.